miércoles, 3 de marzo de 2010

Carta a un Amigo

Querido:
Cumplo con vigilarla, son las 8.00 p.m aquí en París. Shantal encendió la luz. Es una iluminación que incide en sus labios carnosos y traviesos. Rostro tenso, irritado. Fuma un puro largo y oscuro, lo pisa contra el cenicero con tanta fuerza, a manera de botón. Piel morena, mirada ausente. Sus cabellos como cascada en sus hombros. Me seduce su tristeza de perro herido, se levanta, se enconde entre la cortina raída pintada de flores y la silla donde termina por descansar su cuerpo de espiga adolorida.
Siempre tu amiga, Cristine.

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